La acuicultura es el sector alimentario de más rápido crecimiento en el mundo, promovido durante años como una solución para conservar las pesquerías silvestres. La lógica detrás de esta idea es que criar peces en lugar de capturarlos podría dar un respiro a las especies sobreexplotadas en el mar.

Sin embargo, los peces de cultivo también necesitan alimentarse. Algunas de las especies más valiosas, como el salmón y la trucha, dependen de pescado extraído de los océanos para su alimentación.

De hecho, según un estudio publicado en octubre en la revista científica Science Advances, especies carnívoras como el salmón y la trucha consumen, kilo por kilo, mucho más pescado del que aportan como alimento.

Estos resultados indican que, contrariamente a las afirmaciones de sostenibilidad de la acuicultura, la industria global de cultivo de peces utiliza hasta un 307 % más de peces silvestres de lo que se había reportado.

Además, una revisión independiente publicada en la misma revista encontró que, aunque el sector ha afirmado repetidamente estar reduciendo su dependencia de peces silvestres, utiliza cifras “engañosas y … a menudo inexactas” para minimizar su demanda real.